Una de las situaciones que más preocupan a las madres y a los padres es ver a nuestros hijos sintiendo una emoción muy intensa y desagradable. Cuando están tristes, en plena rabieta o sienten miedo, los adultos nos enfrentamos al gran reto de calmarles. No es tarea sencilla regular y…
Leer más Las necesidades afectivas de un niño o adolescente tienen que ser cubiertas de manera suficiente, que no excesiva, por sus padres. Cuando esto no ocurre, su salud mental se pone en riesgo y la probabilidad de que caiga en una relación de dependencia o adicción será mayor
Silenciar a un niño que está atemorizado es lo peor que se puede hacer: la probabilidad de que dicho acontecimiento estresante se convierta en traumático es mayor si se ignora al menor
Los adultos suelen clasificar lo que los menores sienten en positivo o negativo, pero las emociones son más bien agradables o desagradables y todas ellas aportan una información valiosísima que se debe atender
Si los padres y madres no distinguen entre necesidad y capricho y educan al menor como si él fuera el centro de todo, crecerá creyendo que sus necesidades son más importantes que las del resto. En estos casos urge poner límites, aprender a esperar y desarrollar la empatía del pequeño
Ante acontecimientos impactantes, los menores suelen actuar como si nada hubiera ocurrido. Validar sus emociones y no normalizarlo son algunas de las actitudes que deberían adoptar padres, profesores y profesionales de la salud
Este periodo suele ser sinónimo de desarrollo y actualización cerebral, pero tiene un precio: discusiones o incomprensión. Querer pertenecer a un grupo y, a la vez, ser diferente e independiente son objetivos de los menores.
Los menores que padecen alexitimia, la dificultad o incapacidad para conectar y expresar sus emociones y afectos, deben ser escuchados y validados por un adulto sensible y respetuoso que organice todo lo que sienten
La recomendación para los padres y madres que siempre acceden a las peticiones de sus hijos es que los eduquen desde el respeto y el afecto, y que establezcan límites claros en su crianza
Una de las claves para diagnosticar bien el trastorno por déficit de atención e hiperactividad está en que los profesionales se tomen muy en serio la evaluación de cada menor de forma individualizada, que no podrá realizarse hasta los seis años
Esta corriente psicológica se olvidaba de las emociones y establecía unas pautas que los padres debían seguir a rajatabla. Se entendía que atender a los niños y ser cariñosos con ellos era una manera de malcriarlos. Afortunadamente hemos avanzado mucho
El ser humano es de los mamíferos con mayor contacto entre un neonato y su madre, algo que genera un vínculo mucho más especial y complejo entre ambos