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¿Sabe qué quiere de verdad su hijo por Navidad?

Queridos Reyes Magos,

No, no soy uno de los miles de niños que en estos días os están escribiendo con mucha ilusión una carta para pediros sus regalos favoritos para estas Navidades. No, está carta no va por ahí. Solo soy un papá de dos niños que trabaja como psicólogo y que en su día a día ve las carencias emocionales que tienen nuestros niños y adolescentes. Claro que no quiero nada para mí, pero sí que me gustaría pediros, antes de que sea demasiado tarde, que reflexionéis sobre lo que a continuación os quiero transmitir.

Cómo os decía tengo la gran suerte de trabajar diariamente con menores y sus familias, algo de lo que me siento muy orgulloso. Sé que los niños os pedirán muchos juguetes muy atractivos, pero yo quiero pediros tiempo. Tiempo para que estén con sus padres, que son con quienes tienen que estar los niños. Tiempo para vincularse con ellos. No os imagináis la cantidad de niños que tienen un déficit de padres. Sí, ya sé que los padres hacen lo que buenamente pueden y que muchas cosas no dependen de ellos, pero sí podemos regarles tiempo serían mucho más felices tanto ellos como sus hijos. Quizás, los padres puedan reflexionar sobre esto.

Por favor, no les regaléis ningún dispositivo electrónico, de eso seguro que ya se encargará algún tío o abuelo en su comunión, sino antes. Además, estoy seguro de que ese familiar les regalará la última versión del iPhone que haya en ese momento, ya que para qué van a “heredar” el móvil más viejo que haya en casa. Tampoco son convenientes juegos con muchas luces, sonidos y musiquitas… cuanto más favorezcan el pensamiento y la creatividad, mejor. En su lugar, regaladles juegos para entretenerse y disfrutar con sus amigos y familiares. ¡Qué buenos son los juegos de mesa para trabajar las funciones ejecutivas y el vínculo! Tanto los clásicos como la oca y el parchís como los más novedosos. También son muy recomendables cosas para jugar al aire libre: balones, raquetas, una cometa o una mochila para ir a la sierra o al campo. También podéis regalarles a los niños algo que es gratuito pero muy efectivo: ideas para jugar al escondite con sus padres. ¡Ya nadie juega al escondite! Con lo divertido que es y la cantidad de cosas que se trabajan, como la ansiedad de separación, ¿no os parece?

En cuanto al número de regalos, al igual que otros muchos expertos, coincido en que sean tres. Pocos pero bien seleccionados. Mi recomendación sobre el tipo de regalos es que cada uno de vosotros le regaléis a cada niño del mundo lo siguiente:

  • Un regalo emocional: cualquier cosa que sirve para vincularnos y fortalecer la relación con nuestros hijos. Por ejemplo, regaladles a los padres tiempo, paciencia y comprensión. Sí, todo aquello que no se encuentra en ninguna tienda ni en Amazon. Regaladles alguna habilidad parental que les permita entender a sus hijos y que les sirva para entender que nuestra función consiste en cubrir las necesidades que presentan. Si los niños llaman su atención, por algo será. Atendámosles.
  • Un regalo ejecutivo: algo que sirva para potenciar un aspecto fundamental del ser humano y que cada vez se ejercita menos como son las funciones ejecutivas. Juegos o dinámicas para fomentar la concentración, el control de impulsos, la memoria, la planificación o la regulación emocional. Algunos ejemplos son el Dobble®, Speed cups®, Mikado®, etc.
  • Un regalo material: algún juguete que le guste al niño pero que respete las características mencionadas anteriormente. Un ejemplo es regalarles una buena alfombra para tirarse al suelo a jugar y reírse con sus padres.

Y ya para acabar, os voy a pedir un favor personal. No les preguntéis a los niños o a los adolescentes por las notas. Suficiente tienen con las preguntas y los interrogatorios a los que les sometemos los padres y profesores como para encima condicionar las navidades a sus notas académicas. ¿Y las otras “notas” quién las valora y las tiene en cuenta? Gracias por vuestro tiempo y por leerme.