Adolescencia: cómo gestionar una etapa clave donde hay que satisfacer necesidades contrarias

Adolescencia. Una palabra que no deja indiferente a nadie, ni siquiera a los propios adolescentes. Una etapa no exenta de conflictos con familiares, amigos y hasta con ellos mismos. La palabra adolescencia proviene del latín adolescere y quiere decir “florecer”, “crecer”. La adolescencia es sinónimo de desarrollo y actualización cerebral, pero como todo en la vida tiene un precio: discusiones, incomprensión, emociones intensas y algún que otro grito y portazo son aspectos que no les resultarán ajenos a los padres de hijos adolescentes.

El hecho de que seamos la única especie animal que al llegar a esta etapa no nos separamos físicamente de nuestros padres incrementa y aviva estos conflictos. Lo cierto es que el adolescente es un gran incomprendido. Frecuentemente son señalados, y creo que ahondar en esta etapa nos ayudará a comprenderles mejor y a amortiguar los efectos secundarios de este importantísimo momento de nuestro ciclo vital.

Son muchas las necesidades afectivas que tiene un adolescente, pero me gustaría centrarme en las cuatro necesidades que, a mi entender, son más relevantes para comprender y atender a nuestros hijos adolescentes.

  1. Necesidad de ser visto: el adolescente necesita ser foco de atención para asentar su personalidad, su forma de sentir y ver el mundo. Al igual que unos años atrás, cuando era niño, necesitaba que sus padres les prestaran atención cuando hacía un dibujo o alcanzaba algún logro, ahora es el grupo de iguales el que entra en escena para ver al adolescente. Por supuesto que las madres, padres y profesores siguen siendo importantes a la hora de cubrir la necesidad de ser visto del adolescente, pero ahora cobran mayor relevancia los amigos y colegas. Pasamos, por lo tanto, de una relación vertical (padres y figuras de autoridad) a una relación horizontal (amigos).
  2. Sentido de pertenencia: al hilo de la anterior necesidad, no solo necesitan ser relevantes para sus iguales, sino que necesitan pertenecer al grupo. Los adolescentes harán todo lo que esté en sus manos, por loco que pueda parecer, con tal de ser aceptados y pertenecer al grupo. En ocasiones, la vestimenta, las ideas políticas o determinadas prácticas no son más que intenciones dirigidas a pertenecer a un grupo. Somos una especie vulnerable desde antes de nacer y, por lo tanto, necesitamos de la protección de la manada. Ser aceptado e integrado por el grupo será sinónimo de protección y seguridad. De lo contrario, la integridad física puede verse seriamente en peligro. Esto se ve muy claramente en los casos de acoso escolar e intento de suicidio que parecen aumentar peligrosamente en los últimos años.
  3. Identidad: aquí viene una de las grandes paradojas de la etapa adolescente. A la vez que necesita pertenecer al grupo y diluirse en el anonimato de la masa, aparece otra necesidad muy potente que le empuja a diferenciarse de los demás, especialmente de sus padres. Necesita pertenecer a la manada que le dará protección, pero también hay una necesidad de sentirse único y aceptado como diferente. Por este motivo, puede aparecer en el adolescente una manera diferente, incluso radical, de vestirse, pensar, sentir y hacer en comparación con sus padres y la tendencia social actual. Estas dos necesidades contrarias llevarán al adolescente a una inevitable crisis existencial consigo mismo y con los demás.
  4. Autonomía: con esta gran crisis de valores y de personalidad encima de la mesa, el adolescente necesita, además, que sus padres y adultos de referencia le permitan separarse, no solamente físicamente, sino también emocionalmente, de ellos. Necesitan que confiemos en ellos y les empoderemos, aunque también es legítimo y hay que tener en cuenta nuestros miedos a la hora de soltar cuerda. Potenciar su autonomía y capacidad de hacer las cosas por ellos mismos es algo que debemos fomentar.

Estas son las cuatro grandes necesidades que debemos promover y cubrir los adultos en nuestros hijos adolescentes para que podamos decir que esta etapa ha sido suficientemente buena cumpliendo con su principal objetivo: tener un cerebro más preparado y adaptado para la vida adulta. Nuestros hijos adolescentes buscarán activamente satisfacer estas necesidades, aunque algunas de ellas estén en conflicto: quieren ser parte del grupo de amigos (integración), pero a la vez tratarán de diferenciarse de ellos (diferenciación). Es difícil entender y gestionar el hecho de querer satisfacer necesidades, no solo diferentes, sino contrarias. El adolescente estará dispuesto a pagar lo que sea necesario con tal de cubrirlas. Para el adulto será todo un reto y un arte tener que gestionar y atender de manera suficientemente buena estas necesidades en el adolescente.

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